martes, 20 de diciembre de 2016

'La máscara que llevas', ya en Amazon

Ha llevado su tiempo pero ya es oficial: "La máscara que llevas", segunda parte de la trilogía que comencé con "Collar negro, collar blanco", está al fin en Amazon.

Estos meses de documentación, horas delante del teclado e infinidad de borradores finalmente han dado sus frutos. Ha habido mucho café, muchas noches en vela y también mucha frustraciones, por qué no decirlo. Si trabajase con máquina de escribir, habría una montaña de descartes estrujados a mis pies. Otra sorpresa ha sido Venecia, una ciudad maravillosa que ha superado todas mis expectativas. Se puede afirmar sin temor a equivocarse que cualquier ficción ambientada en ella palidece ante las historias reales que encierran sus piedras. Espero haber podido transmitir un poco de esa magia en mis palabras.

Muchas gracias a Ayla por la preciosa portada, una vez más. También a todas aquellas personas que me han apoyado durante este tiempo, espero que el resultado os guste y que me acompañéis en la siguiente entrega de este viaje a través del mundo del homoerotismo, la dominación y la sumisión.

Sin más, aquí os dejo la sinopsis:
Ha transcurrido un año desde que Álex fue liberado de las garras de Eric y su organización. Desde entonces ha vivido con Peter, llevando el collar negro para él y aprendiendo a ser su sumiso. 

Sin embargo su plácida existencia se verá rota cuando la muerte de un viejo amigo en Venecia lleve al inspector de policía al otro lado del mundo. Pronto descubrirá que la ciudad de los canales esconde más secretos de los que imaginaba. La sombra de un nuevo enemigo planeará sobre él, poniendo en peligro su vida y provocando que Álex deba seguirle hasta el Viejo Continente.

Espero que la disfrutéis tanto como yo escribiéndola.

Enlace a Amazon: http://amzn.eu/5zYKRgv


viernes, 16 de diciembre de 2016

Sé como una tormenta



Sr. Bixler: "Enfundado en talento a modo de uniforme,
El rango de cada poeta es bien conocido;
Nos pueden asombrar como una tormenta
O morir tan jóvenes, o vivir solos durante años."

Mi consejo para vosotros en nuestra última clase, sed como una tormenta.

Justin: ¿A qué se refiere exactamente con eso?

Sr. Bixler: Quiero decir... sed peligrosos e impredecibles. Y haced mucho ruido.


"My Girl", 1991

viernes, 18 de noviembre de 2016

Adelanto de la portada de 'La máscara que llevas'

Ya es oficial. "La máscara que llevas" será el título de la continuación de "Collar negro, collar blanco" y contará también en esta ocasión con portada de Ayla Adams. Esta nueva entrega verá la luz, si todo va bien, en diciembre de este año.


viernes, 21 de octubre de 2016

Empieza a escribir

¿Consejo? No tengo ningún consejo. Deja de soñar y empieza a escribir. Si estás escribiendo, eres escritor. Escribe como si fueses un maldito condenado a muerte y el gobernador estuviese fuera del país y no hubiese ninguna posibilidad de indulto. Escribe como si estuvieses aferrado al borde de un precipicio, con los nudillos en blanco, en tu último aliento, y sólo pudieses decir una última cosa, como si fueses un pájaro volando sobre nosotros y pudieses verlo todo, y por el amor de dios, dinos algo que nos salve de nosotros mismos. Respira profundamente y cuéntanos tu más profundo, oscuro secreto, para que podamos secar el sudor de nuestra frente y sepamos que no estamos solos. Escribe como si tuvieses un mensaje del rey. O no lo hagas. Quién sabe, quizá tú seas uno de los afortunados que no tienen por qué.     —Alan Watts

viernes, 7 de octubre de 2016

BDSM y ficción, relación difícil

Una de las preguntas que más me hacen las personas que leen "Collar negro..." es si los collares de colores existen en realidad en el mundo de la dominación y la sumisión. Es una duda que surge incluso a aquellas familiarizadas con estas prácticas, e ilustra un problema del que no fui del todo consciente cuando empecé a escribir la novela: lo subjetiva y poco concreta que es la etiqueta BDSM, y la difícil relación que tiene con la ficción.

Para empezar me gustaría aclarar que no utilicé el término BDSM en todo el libro y fue una decisión plenamente consciente. No pretendía ceñirme a ningún protocolo ni que mi novela fuese ejemplo de nada, sino más bien todo lo contrario. Sabiendo lo saturado que estaba el género, me apetecía crear algo diferente, un mundo distópico que respondiese a la pregunta de cómo podría construirse una realidad en la que Amos y sumisos estuviesen integrados en la vida diaria. De ahí que la sinopsis comenzase con las palabras, "En un mundo en el que la dominación y la sumisión están aceptadas como algo cotidiano..." Ese sería mi reino de Oz particular, uno en el que cualquier pudiese ponerse voluntariamente un collar y convertirse en esclavo de otros.

El motivo de mi rechazo a las etiquetas tenía que ver sobre todo con mi forma de ver el BDSM. También, de paso, con evitar un debate que considero estéril. Es muy difícil decir que algo "es" o "no es" cuando en esencia se trata de una práctica íntima, un intercambio privado de poder entre dos personas. Aparte del concepto común de la entrega de uno a otro, que puede aplicarse tanto al bondage como a la dominación y al sadomaso, ¿cómo identificar a un practicante de BDSM?

Si tuviese que definirlo, diría que el BDSM es una relación entre dos adultos, que de manera consensuada definen los roles de poder que adoptará cada uno, y lo hacen siempre teniendo como base el sentido común. El grado de entrega que cada pareja adopte es decisión suya, para algunos será un juego sexual, para otros una forma de vida. Tanto eso como los fetiches y la parafernalia que empleen después son secundarios, en mi opinión. Máscaras, collares, cuero, látigos, cuerdas... nada de eso te da la potestad de considerarte "más BDSM" que otros. Quizá nunca hayas atado o azotado a tu sumiso, ni te hayas vestido de cuero, pero eso no lo hace ni mejor ni peor. Sólo refleja que cada forma de vivirlo es diferente y que todas son válidas.

El problema, imagino, surge del boom editorial que todos conocemos. En estos años las estanterías de las librerías se han llenado de títulos que aprovechan el morbo de la dominación/sumisión y su aura de práctica oscura y minoritaria. Los autores y autoras se han documentado, en algunos casos mejor, en otros peor, pero al final a todos parece que les ha tentado la idea de presentar su visión como el "verdadero BDSM". Paradójicamente, nos han puesto más fácil decir qué NO lo es, porque eso sí que está muy claro. Por mucho que se empeñen, el BDSM no es maltrato físico o psicológico, no es abuso, no es violación, no es una relación entre dos personas con traumas infantiles o ansias de venganza. Lo vendan como lo vendan, lo que la mayoría plasman en sus páginas tiene más que ver con porno maquillado que con las prácticas reales de este mundillo.

Para concluir, y retomando lo que me impulsó a escribir este artículo, diré que mi intención con "Collar negro..." siempre fue separarme de todo eso y dejar atrás fórmulas manidas, protocolos y poses de pretendido experto. Quería alejarme de lo conocido y crear algo nuevo, ya que la literatura nos lo permite. Creo sinceramente que la ficción mejora en calidad cuanto más nos salimos de lo convencional y lo previsible. Puede que haya provocado alguna sorpresa y enarcamiento de ceja por mi forma de tratar estos temas, pero asumí desde el principio que no se puede contentar a todos. Mis objetivos son sencillos: mientras las personas que lo hayan leído se hayan divertido y emocionado tanto como yo, me daré por satisfecho. Si para lograrlo tengo que romper un poco los esquemas, para eso estamos los escritores, ¿no?



viernes, 23 de septiembre de 2016

Música para escribir: Son Lux - Easy



Bondage (proveniente del término francés e inglés homónimo que significa «esclavitud» o «cautiverio») es una práctica erótica basada en la inmovilización del cuerpo de una persona. (...)

El bondage se considera también una práctica estético-erótica. Normalmente se inscribe en el contexto BDSM, de dominación o de sadomasoquismo, como una praxis sexual más o como elemento ritual en ceremonias de elevación espiritual a través de éxtasis sexual producido por la inmovilización o la suspensión.
El Shibari (縛り, literalmente "atadura") o Kinbaku (緊縛, literalmente "atadura tensa") es un estilo japonés de bondage que implica atar siguiendo ciertos principios técnicos y estéticos, y empleando cuerdas generalmente de fibras naturales.

lunes, 12 de septiembre de 2016

Máscaras del carnaval de Venecia: Bauta

En otros carnavales las máscaras son meras piezas del disfraz o elementos decorativos; sin embargo en Venecia no sólo alcanzan la categoría de obras de arte sino que se entrelazan de manera ineludible con la propia historia de la ciudad.

Cada máscara veneciana tiene un nombre propio y en su momento se concibió para un uso determinado. La más tradicional de todas ellas se denomina bauta.

La bauta es una máscara que cubre completamente la cara y su rasgo más distintivo es el "pico" que sobresale en su parte inferior. Este diseño no es casual, ya que permitía al portador hablar, comer y beber mientras la llevaba puesta. También se dice que modificaba el timbre de voz, garantizando aún más el anonimato. En origen esta máscara era totalmente blanca, aunque hoy en día se fabrican con todo tipo de adornos. Suele ir acompañada de una capa negra o roja llamada "tabarro" y un tricornio. A diferencia de otras, se consideraba una máscara de uso cotidiano, no sólo festivo. Se promulgaron leyes para regular su uso y de hecho llegó a ser obligatoria para garantizar el anonimato de los ciudadanos durante las votaciones de importancia. Como dato curioso, también era obligatoria para las mujeres casadas que iban al teatro, estando sin embargo prohibida a las jóvenes en edad de prometerse.

Una versión de la bauta aparece en la película Eyes Wide Shut de Stanley Kubrick.

viernes, 19 de agosto de 2016

Han pirateado tu libro ¿y ahora qué?

Publicas tu libro una noche y a la mañana siguiente lo encuentras en una web de descargas, ¿puede haber algo más deprimente? Como autor uno se siente impotente al comprobar que el trabajo que ha llevado tanto tiempo es amontonado junto a otros tantos títulos pirateados y puesto a disposición de cualquiera que pulse un botón. Y que le pase a tanta gente no resulta ningún consuelo, creedme. Así que, ¿se puede hacer algo para evitarlo?

En pocas palabras, no. Siendo realistas, hay que asumir que cualquier cosa que se cuelga en internet cobra vida propia y es imposible de controlar. Las copias digitales se propagan a una velocidad sorprendente. El ejemplo con el que comenzaba este artículo no es ninguna exageración teatral: para mi sorpresa Collar negro, collar blanco fue pirateado al día siguiente de ponerse a la venta en Amazon. Esperaba que la gente que se dedica a esas cosas -los piratas, vaya- diesen un par de semanas de respiro al libro, pero no fue así. Parece que ellos también están al tanto de las novedades y se dan prisa en hacerse con ellas.

Como decía, no es posible evitar que nuestro libro sea pirateado pero cuando ocurra tendremos varias opciones para luchar contra ello (o no). Hagamos un repaso a las diferentes estrategias, muchas de ellas complementarias:
  • No hacer nada: Puede parecer un contrasentido, pero a veces resulta mejor ignorar que nos han pirateado y seguir adelante que enzarzarse en una pelea interminable. Muchas de las webs de descargas nos van a ignorar, los administradores de foros no van a responder y por cada enlace que logremos tirar pueden subir diez más con facilidad. Para colmo, realizar búsquedas de nuestro libro y enviar emails diariamente supone un tiempo y un esfuerzo que a veces no tenemos. Hay que plantearse si no resulta mejor emplear esas energías en escribir nuestra siguiente novela.

    Por otra parte hay que pensar que las personas que bajan libros pirateados no son nuestros clientes potenciales. Al fin y al cabo, si no encuentran nuestra novela para descargar no van a ir a comprarla, simplemente buscarán otra.

    Sé que resulta frustrante ver como otros se lucran con nuestra obra y que a veces uno desea quejarse a alguien aunque sólo sea para que quede constancia. Por eso entiendo a quienes no se resignen y quieran pelear a pesar de todo. Los siguientes puntos van destinados a ellos y reflejan la vertiente "activa" de la guerra contra la piratería.
  • Solicitar a Google que retire resultados de búsquedas: La primera puerta para encontrar un libro pirateado es un buscador. Casi todos ofrecen la posibilidad de eliminar contenido que suponga una infracción de copyright. Normalmente responden con rapidez, simplemente rellenando el siguiente formulario, dando los enlaces infractores y explicando el motivo: https://support.google.com/websearch/troubleshooter/3111061?hl=es. Obviamente esto no borra nada en las webs de descarga, tan solo evita que aparezcan como resultado al buscar por el título de nuestra novela. Es una forma de reducir los beneficios por publicidad de esas páginas.
  • Contactar con los dueños de los blogs: Si nuestro libro aparece colgado en una página personal, por ejemplo de Blogger, nuestra primera opción es contactar con su dueño vía email. Puede que sea suficiente con pedirle que retire el contenido, sobre todo si le decimos que somos los autores originales e infringe nuestro copyright. Si no responde o se niega, será el momento de denunciarlo a Google.
  • Contactar con administradores de foros: Los foros son otro lugar donde se encuentran libros pirateados a millares. Por suerte la mayoría tienen botones en los propios hilos para reportar contenido "sensible", el único inconveniente es que tendremos que registrarnos para usarlos. Muchos administradores borrarán los enlaces o todo el contenido para evitar meterse en problemas. Otros sin embargo nos ignorarán, con lo que sólo nos quedará recurrir al siguiente punto.
  • Solicitar a las webs de descarga directa que retiren el contenido: Al final todo nos remite al mismo punto, puede ser Mega o cualquiera de las docenas de webs donde los piratas cuelgan el material. Hay tantas que es imposible listarlas todas y los sistemas para denunciar el contenido que infringe el copyright son muy diferentes en cada una de ellas. En general lo mejor es buscar un enlace que permita enviar un "DMCA notice", que no es otra cosa que una carta tipo donde damos nuestros datos y el enlace al libro que queremos retirar. Puede hacerse a través de formularios internos o vía email. En el segundo caso puede usarse una plantilla como ésta:

    My name is [tu nombre completo]. A file was uploaded onto your servers without permission. The original book, to which we own the exclusive copyrights, can be found at:

    [enlace al lugar de descarga legal de tu libro, por ejemplo a su ficha en Amazon]

    The unauthorized and infringing copy can be found at:

    [enlace a la descarga directa en sus servidores]

    This letter is official notification under Section 512(c) of the Digital Millennium Copyright Act (”DMCA”), and I seek the removal of the aforementioned infringing links from your website. I request that you immediately notify the infringer of this notice and inform them of their duty to remove the infringing material immediately, and notify them to cease any further posting of infringing material to your server in the future.

    I hereby state that I have a good faith belief that the disputed use of the copyrighted material is not authorized by the copyright owner, its agent, or the law (e.g., as a fair use).

    I hereby state that the information in this Notice is accurate and, under penalty of perjury, that I am the owner, or authorized to act on behalf of, the owner, of the copyright or of an exclusive right under the copyright that is allegedly infringed.

    Should you wish to discuss this with me please contact me directly.

    Thank you very much.

    [tu nombre completo]
    [tu email]
    [tu dirección completa, localidad, provincia, código postal]

    Aunque en muchos casos especifican que se necesita una firma digital, con el nombre y dirección es suficiente. La mayoría responderán favorablemente a los pocos días y borrarán el contenido. Otros tantos nos ignorarán, pero eso hay que tenerlo asumido.

Como conclusión me gustaría insistir en que la guerra contra la piratería consume mucho tiempo y es imposible de ganar. Si tenemos la suerte de convertirnos en autores de éxito, nuestros libros serán pirateados más rápido de lo que podamos denunciarlo. Por otra parte, retirar todos los enlaces a nuestros libros no garantizará en absoluto que se vendan más. Dicho esto, espero que este pequeño artículo sirva de ayuda a los que decidan no resignarse y quieran intentar combatir las descargas ilegales a pesar de todo.

viernes, 12 de agosto de 2016

El chico que sólo sabía escribir borradores

Érase una vez un chico que tenía una idea para una novela. En su cabeza la historia fluía sin problemas, los personajes tenían un trasfondo impecable, los diálogos eran frescos y la trama original. Contento por verlo todo con tanta claridad, se puso a escribir. Después de un rato consiguió... un borrador. Era un conjunto de párrafos feos y torpes. Las palabras se apelotonaban y sonaban todas iguales. Sus personajes se habían fugado, llevándose con ellos cualquier chispa de humanidad, y sólo quedaba de ellos siluetas de cartón vacías. Confuso y frustrado, desechó esa hoja y volvió a empezar. Al terminar se encontró con otro borrador, mirándole desafiante desde la pantalla de su ordenador.

Este microrrelato de humor-terror viene a resumir una de mis pesadillas habituales, acabar atrapado en el ciclo del "borrador infinito". Los primeros borradores son tan desesperantes que a uno le queda la sensación de que ha hecho algo mal desde el principio. La tentación de empezar de nuevo a veces es tan fuerte que cedes y vuelves a la página uno. Cuando llevas un rato, las cosas no han mejorado, simplemente porque vuelves a tener entre manos un primer borrador.

Resulta difícil acostumbrarse a ver la escritura como una tarea acumulativa. El escritor primero debe excavar hasta dar con un material que merezca la pena. Después, cuando tenga la gema en bruto, pasará días y semanas puliéndola hasta crear la joya que existió primero en su imaginación. Esto es fácil de decir pero la primera parte de esa labor, la tediosa excavación, puede desanimar incluso al creador más inspirado.

Personalmente una de las recomendaciones que más me han servido es la que da Anne Tyler: "Mi consejo a cualquier escritor principiante es que escriba los primeros borradores como si nadie fuese a leerlos -sin dedicar un solo pensamiento a su publicación- y únicamente durante el último borrador se plantee cómo será visto ese trabajo desde fuera". Ver la obra como algo reservado para nosotros mismos, quizá incluso como un secreto vergonzoso que nunca saldrá a la luz (al menos en esa forma), puede aliviar la presión, ayudarnos a dejar a un lado las inseguridades y superar el bloqueo.

Y ahora... ¿publico esto o se queda como borrador?


viernes, 5 de agosto de 2016

Reseña: El recuerdo de Marnie (2014)

El recuerdo de Marnie está basada en la novela Cuando Marnie estuvo allí de la escritora Joan G. Robinson y por ahora, y hasta nuevo aviso, es la última película del Estudio Ghibli.

Anna, una niña solitaria e introvertida, viaja al campo para curarse de su asma. Allí conocerá a Marnie, la misteriosa habitante de una mansión al borde del mar. La relación entre las dos despertará recuerdos que ambas creían enterrados y les descubrirá cosas sobre su propio pasado.

Me encantan todos los trabajos del Estudio Ghibli y tenía muchas ganas de ver esta película. Por suerte tanta espera ha merecido la pena. Con un estilo visual que se lo debe todo a Miyazaki, el director Hiromasa Yonebayashi ha logrado contar una historia sobrenatural y a la vez intimista, un cuento que arranca de manera muy sencilla pero va profundizando hasta hacernos reflexionar sobre temas como la amistad, la infancia, la familia o la pervivencia de los recuerdos.

Puede que su desarrollo parezca un poco previsible a ratos, pero tampoco importa, porque parte del encanto es unir las diferentes pistas y tratar de resolver el enigma de Marnie tal y como hace Anna. Acompañaremos a la niña en un viaje de descubrimiento que le revelará más sobre sí misma que sobre cualquier otra cosa, como siempre ocurre en las buenas historias.

Resumiendo, muy recomendable para los fans del Estudio Ghibli y del anime en general. ¡No os la perdáis!


viernes, 29 de julio de 2016

Cartas a un joven poeta (fragmento) - Rainer María Rilke

Usted pregunta si sus versos son buenos. Me lo pregunta a mí, como antes lo preguntó a otras personas. Envía sus versos a las revistas literarias, los compara con otros versos, y siente inquietud cuando ciertas redacciones rechazan sus ensayos poéticos. Pues bien -ya que me permite darle consejo- he de rogarle que renuncie a todo eso. Está usted mirando hacia fuera, y precisamente esto es lo que ahora no debería hacer. Nadie le puede aconsejar ni ayudar. Nadie… No hay más que un solo remedio: adéntrese en sí mismo. Escudriñe hasta descubrir el móvil que le impele a escribir. Averigüe si ese móvil extiende sus raíces en lo más hondo de su alma. Y, procediendo a su propia confesión, inquiera y reconozca si tendría que morirse en cuanto ya no le fuere permitido escribir. Ante todo, esto: pregúntese en la hora más callada de su noche: “¿Debo yo escribir?” Vaya cavando y ahondando, en busca de una respuesta profunda. Y si es afirmativa, si usted puede ir al encuentro de tan seria pregunta con un “Si debo” firme y sencillo, entonces, conforme a esta necesidad, erija el edificio de su vida.

viernes, 22 de julio de 2016

Música para escribir: Gabrielle Aplin - The Power of Love

viernes, 15 de julio de 2016

Descubriendo a Forrester (2000)

Descubriendo a Forrester es una de mis películas preferidas, quizá porque llegué a ella en una época en la que, como el protagonista, trataba de descubrir qué quería hacer con mi vida y si mi afán de ordenar palabras y convertirlas en frases tendría alguna relevancia en ella. Sean Connery es William Forrester, un escritor que vive recluido décadas después de publicar un único libro que le convirtió en leyenda. Jamal es un joven de barrio humilde al que ofrecen una beca en un prestigioso colegio de Nueva York, en parte por sus notas y en parte por su habilidad para el baloncesto. Tras conocerse de forma fortuita, ambos lograrán que la vida del otro cambie de forma inesperada.

Como toda buena historia, esta película nos habla a varios niveles. Para los  escritores, contiene algunos de los mejores consejos que se pueden dar, empezando por una frase que se me quedo grabada: "Escribe tu primer borrador con el corazón, reescríbelo con la cabeza. La primera clave de la escritura es... escribir, no pensar." Otra revelación llega al descubrir que Forrester, a pesar de sus años como ermitaño, no ha dejado de escribir y guarda sus trabajos en una interminable hilera de archivadores. Sigue haciéndolo, sin necesitar de un público que le adule, porque ama las palabras. Jamal, por su parte no se resigna a lo que le ofrece su entorno y recurre a ellas como vía de escape. Es imposible no empatizar con personajes así.

Seamos adultos desencantados o adolescentes que comienzan a enfrentarse al mundo, Descubriendo a Forrester tiene algo para todos y cada uno de nosotros. Nos habla de la importancia de ser fiel a uno mismo, de perseguir los sueños y no rendirse. De sentirse solo y desubicado en un mundo que sentimos ajeno. De la posibilidad de encontrar amistad y comprensión en los lugares más insospechados. En el fondo viene a decirnos que la vida será dura y a menudo incomprensible, pero que está en nuestra mano luchar para sobrellevarla, en este caso usando la literatura -o cualquier vocación que nos llene- como herramienta para lograrlo.

Resumiendo, si no la habéis visto, estáis tardando.


viernes, 8 de julio de 2016

El reto de llegar a las 1.500 palabras diarias

Si algo me enseñó el Nanowrimo del año pasado fue que cuando uno tiene un objetivo claro y está decidido, puede hacer cosas inimaginables. Para quienes no lo conozcan, Nanowrimo es el nombre que recibe el National Novel Writing Month, un proyecto que reta a sus participantes a escribir una novela de 50.000 palabras durante el mes de noviembre. La de 2015 fue su edición número 16 y la primera en la que participé. Puedo decir que no sólo logré mi objetivo sino que supuso un cambio revolucionario en mi manera de entender la escritura.

Antes de noviembre del año pasado me podía considerar afortunado si escribía 500 palabras al día. Lo normal era que pelease con las hojas en blanco, escribiese, borrase y volviese a escribir sin acabar nunca satisfecho con el resultado. A menudo desechaba mi trabajo al cabo de unos días o directamente abandonaba los relatos, frustrado. Después de años siguiendo esta rutina casi había llegado a considerarlo parte natural del proceso. Disfrutaba con lo que hacía pero la lucha era constante y las alegrías, pocas. En el fondo sabía que era capaz de algo más, pero no lograba descubrir cuál era el problema.

Con todo esto en mente, resulta extraño que me apuntase al Nanowrimo porque, seamos realistas, ¿50.000 palabras en un mes? Eso da un saldo de más de 1.500 palabras al día, el triple de mi producción habitual. ¿De dónde sacaría el tiempo y la motivación? Sin pensarlo demasiado, me suscribí y ya estaba en ello.

Mi primer descubrimiento fue que en cuanto el único objetivo es escribir, nada impide hacerlo. Quería demostrarme a mí mismo que podía terminar la novela en un mes y me concentré, olvidando las dudas que antes me asaltaban. No pensaba en los futuros lectores ni en lograr la frase perfecta. No tenía más expectativas que llegar al final del día con el recuento de palabras siempre en ascenso.

Se podría pensar que ahí está el truco: si uno escribe cualquier cosa es normal poder llegar no sólo a 1.500 sino a 10.000 palabras. Pero mi intención no era sacrificar la calidad o rellenar páginas de frases sin sentido. Tenía clara la historia que quería contar, un relato que me obsesionaba desde hacía meses, y me ceñía a ello. Muchos de los personajes y situaciones ya estaban rondando por mi cabeza, lo que fue de gran ayuda. Me había allanado el camino sin ser consciente de ello.

Otra cosa que me repetía era que ya habría tiempo para repasar y reescribir todo lo necesario cuando acabase ese mes. Al fin y al cabo, el reto era sólo llegar a las 50.000 palabras, nada más. Los propios organizadores recomendaban tomarse el resultado como un primer borrador que pulir más adelante. De esa forma, si me asaltaban mis inseguridades o pensaba que no estaba dando con las expresiones correctas, podía decirme a mí mismo que ya lo arreglaría.

Así pasaron los días y las páginas fueron acumulándose. Me puse un horario fijo de escritura y no me permití saltármelo. Llegó la última semana de noviembre y para mi sorpresa la meta estaba a mi alcance sin tantos sufrimientos como había vaticinado. El último día el contador de mi procesador de textos me dio la feliz noticia. ¡Lo había conseguido!

Al margen del logro en sí mismo, lo que me produjo una inmensa alegría fue descubrir que era capaz de llegar hasta allí. A partir de ese momento, sólo tendría que aplicar la misma fórmula a cualquiera de mis proyectos. Pero... ¿cuál era el secreto? Después de analizar lo que había pasado lo reduje a los siguientes puntos:
  • Plantearnos los objetivos como retos: poner una fecha límite, establecer un horario o un número de palabras que cumplir cada día. El primer pensamiento será ¿en serio? Pero tener una meta y cumplirla produce satisfacción. Las pequeñas victorias diarias animan a continuar.
  • Hacer los preparativos necesarios antes de empezar: investigar, documentarse, preparar fichas de personajes, nombres y lugares de antemano evitará que rompamos el ritmo de escritura, además de estimular nuestra imaginación.
  • Olvidar las expectativas: ser consciente de que la perfección no es necesaria en el primer borrador. Además, nadie tiene tiene por qué leer nada nuestro si no queremos. Aprovechemos esa libertad total.
  • Conocer nuestra historia y concentrarnos en contarla: en el fondo se trata de transmitir una idea, usando cualquier medio que tengamos a mano. Si la palabra adecuada no viene a nuestra cabeza, cualquier otra que transmita lo que queremos servirá. Cuando hayamos terminado ya habrá tiempo de repasar y reescribir hasta quedar satisfechos.
Unas reglas tan simples y obvias que me costó asumirlas y aplicarlas. Pero puedo asegurar que a mí al menos me funcionan. Hay una más, que me gusta especialmente, aunque es más un dicho que cualquier escritor debería grabarse a fuego: noventa páginas malas son mejores que ninguna página.


Otros artículos interesantes sobre este mismo tema, por si queréis seguir indagando:
Cómo pasé de escribir 2000 palabras al día a 10000 palabras al día (Ana Katzen)
George R.R. Martin Asks Stephen King 'How the F**k Do You Write So Fast?!' (geektyrant)
The Daily Word Counts of 39 Famous Authors (Writers Write)


miércoles, 6 de julio de 2016

Música para escribir: Close ft. Tove Lo - Nick Jonas

jueves, 30 de junio de 2016

Carmilla, de Sheridan Le Fanu (fragmento)

Los jóvenes se enamoran y encariñan al primer impulso. Me lisonjeaba el evidente afecto que me demostraba aquella joven, aunque me parecía que yo no había hecho nada para merecerlo. Me encantó la confianza que me había demostrado desde el primer momento. Parecía indudable que estábamos predestinadas a ser amigas intimas. Llegó el día siguiente, y volvimos a vernos. Su compañía me hacía feliz por muchas razones. A la luz del día no había perdido su encanto. Era, sin duda, la más hermosa criatura que jamás había visto, y el desagradable recuerdo que conservaba de su aparición en el curso de mi sueño infantil se había trocado en una placentera sensación. La joven me confesó que también ella había experimentado un sobresalto al reconocerme, y el mismo sentimiento de repulsión que se mezclaba a mi simpatía. Las dos nos reímos de nuestro asombro. He dicho que había en ella muchas cosas que me fascinaban, pero también otras que me desagradaban. Empezaré por describirla físicamente: era de estatura mediana, delgada y de formas muy armoniosas. Aparte de que sus movimientos eran lánguidos —verdaderamente muy lánguidos—, nada en su aspecto denotaba que estuviera enferma. Tenía una tez sonrosada y luminosa, y sus facciones eran pequeñas y correctas. Sus ojos eran negros y brillantes, sus cabellos realmente espléndidos: no he visto nunca una cabellera tan larga y sedosa como la suya cuando la soltaba sobre sus hombros. A menudo sumergía mi mano entre sus cabellos y reía tontamente ante lo insólito de su peso. Eran unos cabellos mórbidos y vivos, de color castaño oscuro con reflejos dorados. Me gustaba sentirlos en mi mano y luego soltarlos mientras mi amiga, sentada en un sillón, hablaba sin cesar. Me gustaba retorcerlos, entrelazarlos, jugar con ellos. ¡Cielo santo! Si lo hubiese sabido todo!

(...)

A veces, después de un largo período de indiferencia, mi extraña y bellísima amiga me cogía súbitamente la mano, estrechándomela con pasión. Se sonrojaba y me miraba con ojos ora lánguidos, ora de fuego. Su conducta era tan semejante a la de un enamorado, que me producía un intenso desasosiego. Deseaba evitarla, y al propio tiempo me dejaba dominar. Carmilla me cogía entre sus brazos, me miraba intensamente a los ojos, sus labios ardientes recorrían mis mejillas con mil besos y, con un susurro apenas audible, me decía:

—Serás mía.., debes ser mía... Tú y yo debemos ser una sola cosa, y para siempre.


Carmilla, Sheridan Le Fanu  (1872)

lunes, 27 de junio de 2016

Embarazados (reseña)

Cuando los intentos de Alina y Fran por tener un hijo no dan sus frutos, deciden probar con la fecundación in vitro. A partir de ese momento las cosas comenzarán a complicarse en sus vidas y tendrán que replantearse qué quieren realmente, aunque eso afecte a su propia relación.

Esta película de Paco León y Alexandra Jiménez narra las aventuras y desventuras de una pareja que empieza a verse mayor para tener hijos y debe recurrir a la fecundación artificial. Es difícil definirla porque aunque se presenta como una comedia romántica, acaba resultando bastante dramática por momentos. El sabor agridulce que deja no es desagradable, pero su ritmo irregular y los cabos sueltos en el guión pesan demasiado para mi gusto.

Hay buenos actores, tanto principales como secundarios, hay momentos graciosos y Paco León tiene una innegable vis cómica que salva las escenas la mayoría de las veces. Sin embargo a medida que pasan los minutos la seriedad va ganando terreno y resulta extraño porque, a pesar de que los gags continúan, no hay contrapeso posible para algunos de los demoledores encontronazos entre los protagonistas.

La historia no es mala pero las subtramas de relleno perjudican en vez de ayudar y acabas pensando qué fue de éste o aquel personaje. Resumiendo, es entretenida pero a ratos te preguntas dónde quiere ir a parar y si directora y guionistas acertaron con el tono general. Viendo el trailer de nuevo queda claro que con los cortes adecuados y una buena música de fondo puedes vender lo que sea como la comedia del año. Por desgracia, ésta no lo es.


martes, 21 de junio de 2016

Escribiendo diálogos

Envidio a los autores que son capaces de escribir diálogos fluidos y naturales sin ningún problema. Por mi parte siempre tengo la sensación de que mis personajes son parcos en palabras y dudo de si su forma de expresarse será lo bastante "real". Ésta última afirmación tiene truco porque por muy bien escritos que estén, los personajes de una novela jamás hablarán como la gente de la calle.

No se trata de una cuestión de calidad, simplemente es la constatación de un hecho: charlar a viva voz no se parece a la palabra escrita. Si tratásemos de transcribir una conversación con amigos o familiares nos encontraríamos con redundancias, incongruencias, onomatopeyas, todo tipo de construcciones extrañas que aunque son "naturales" al oído, no encajan en una hoja de papel.

¿Cuál es el truco entonces? La clave, en mi opinión, es escuchar. Cada persona con la que nos topamos en el día a día tiene un tono diferente, le gustan unas palabra concretas y se expresa con una intensidad propia. A nivel de contenido, unos pueden recurrir más al humor, otros ser más secos, según su personalidad o cómo se hayan levantado esa mañana. Como escritor me gusta tomar nota mentalmente de esos detalles porque son los que pueden servir luego para elaborar un personaje.

Un buen diálogo novelesco es un intercambio de información relevante entre dos protagonistas. Si no nos aporta algo nuevo y no hace avanzar la trama, no merece estar ahí. Los implicados, además, deben comunicarnos cosas sobre sí mismos, directa o indirectamente. ¿Cuál es su estado de ánimo en ese momento? Y a un nivel más amplio, ¿cómo nos transmiten las palabras su personalidad? ¿Cuál es su historia personal? ¿De dónde viene? ¿Es un hombre educado e impecable al hablar o es rudo y con acento? Ahí es donde podemos utilizar lo que oímos en la calle día tras día, ya sea como marcas para individualizar a cada uno o como rasgos relevantes e intransferibles.

Escribir buenos diálogos es todo un arte y como tal, cuesta dominarlo. Un buen consejo, repetido en muchos manuales, es leer en voz alta nuestro texto, ya sea solos o con ayuda de otra persona. Si el intercambio suena artificial, forzado o aburrido, será señal de que hay que reescribir.


viernes, 17 de junio de 2016

Música para escribir: Amber Run - I Found

miércoles, 15 de junio de 2016

Nick y Norah, una atípica película romántica

Nick and Norah's Infinite Playlist es el título en inglés, mucho más poético, de esta película de 2008 protagonizada por Michael Cera y Kat Dennings. Nick es el bajista de un grupo indie, destrozado por la reciente ruptura con su novia. Norah es la hija de un productor de música, a punto de ir a la universidad y paralizada por las decisiones sobre su futuro. Sus caminos se cruzarán una noche mientras salen en busca de un concierto secreto de los míticos Where's Fluffy?

Reconozco que en un primer momento tuve mis reservas con este título, sobre todo por la poca química que les suponía a los actores principales. También pudo ser por la sobredosis de Michael Cera, que en aquella época parecía estar hasta en la sopa, y para colmo haciendo siempre el mismo papel. No se puede decir que aquí sea muy diferente (colaría como primo hermano de Scott Pilgrim), pero encaja mejor de lo que esperaba.

Nick y Norah es una de esas historias en las que todo ocurre en unas pocas horas, una noche loca en la que descubriremos a los protagonistas, con todos sus puntos fuertes y débiles, sus contradicciones y sus sueños. Quizá eso sea lo mejor, poder acompañarles, como testigos invisibles, en ese viaje en el que se descubrirán a sí mismos y uno al otro. Fresca, sencilla y sin pretensiones (bueno, quizá algunas), con cierto aire hipster pero también parodiándolo, la película apuesta por mezclar humor y un romanticismo atípico a partes iguales. Me gustó especialmente la sensación de que las cartas estaban sobre la mesa casi desde el principio y el hecho de que bajo su capa de ligereza juvenil se dejasen caer reflexiones sobre la vida y las relaciones mucho más profundas de lo que cabría esperar.

El mayor acierto de Nick y Norah es no dejarse amilanar y ser fiel a su intención tener personalidad propia, con su música, sus diálogos y sus extraños personajes. Gracias a eso puede que descubramos, para nuestra sorpresa, que tenemos más en común con unos veinteñeros de Nueva York de lo que jamás habríamos supuesto. O simplemente que todos, independientemente de nuestra procedencia, afrontamos los mismos miedos, cargamos con anclas emocionales o no cuesta resignarnos cuando se trata de perseguir nuestros sueños. Sólo por eso ya merece la pena.

(Ah, y para los booklovers, está basada en una novela.)


viernes, 10 de junio de 2016

Amanecer en Venecia (fragmento)


"El amanecer creció sobre la ciudad tiñendo las aguas y los edificios de dorado. En su pedestal el león alado pareció sonreír al recibir los primeros rayos de sol. El campanile de San Marcos pintó una estilizada aguja sobre los tejados, conjurando un reloj invisible que marcaba el momento en el que todos los venecianos comenzaban a desperezarse. Su recorrido señalaría también las diferentes etapas del bullicio compartido entre habitantes y turistas, desde el despertar somnoliento y el frenético recorrido por plazas, canales y calles estrechas, hasta la caza de fotos o souvenirs. El ánimo flaquearía más allá del mediodía, tras la comida, atrapados por la seductora promesa de una cabezada bajo las frescas sombras de los palacetes. La noche, como siempre, sería el último refugio de los más aventureros."

Un pequeño fragmento del lugar en el que se encuentra sumergida mi imaginación por ahora: Venecia. La segunda parte de 'Collar negro, collar blanco' sigue adelante en tierras italianas.

miércoles, 8 de junio de 2016

La quinta ola y el amor a primera vista

La quinta ola es una película de ciencia ficción, adaptación de la novela del mismo título de Rick Yancey. Pertenece a una trilogía, aunque no es seguro las siguientes entregas vayan a trasladarse a la gran pantalla, teniendo en cuenta las malas críticas y el moderado éxito en taquilla de ésta. En este artículo hablaré de algunos aspectos de la trama, tratando de no hacer spoilers.

La protagonista de la historia es Cassie, una chica de instituto que ve cómo su mundo se desmorona cuando una nave extraterrestre aparece en el cielo y comienza una serie de ataques destinados a conquistar la Tierra. Tras las cuatro primeras "olas", ella y su hermano pequeño Sam se verán abocados a tratar de sobrevivir por su cuenta. Sin embargo la amenaza de la quinta ola penderá sobre sus cabezas de maneras inesperadas.

Esta película se lanza a la acción de inmediato y deja pocos momentos de relax. Su desarrollo es rápido, a veces casi demasiado, supongo que por la necesidad de resumir en poco más de hora y media las más de cuatrocientas cincuenta páginas de la novela. A pesar de todo resulta entretenida y se puede empatizar con los personajes, todo un logro después de la sucesión de protagonistas insufribles de Los juegos del hambre, El corredor del laberinto o Divergente.

La quinta ola es más ligera que todas las anteriores, tiene una trama clásica y maneja bien los puntos de vista. Quizá por ello resulta, en conjunto, más amena. Entre los puntos negativos, el escaso desarrollo de Cassie y los demás, un problema que aqueja a casi todas las adaptaciones. Es una lástima porque las relaciones interpersonales, que podrían ser uno de los puntos fuertes, quedan desdibujadas. En última instancia, el "amor a primera vista" que mencionaba en el título acaba por resultar inverosímil.

El amor en la mayoría de las obras de ficción ya resulta de por sí apresurado e idílico. Los personajes se conocen y salvo algún obstáculo puntual, su amor queda claro desde el primer momento en el que se ven. Sea explícita o no, la conexión romántica se establecerá entre ellos y la novela o película nos relatará el paso del conocerse-odiarse-amarse como si fuese lo más natural del mundo. Los lectores/espectadores podemos aceptarlo como algo natural, un cliché de ciertos géneros o simplemente, la magia del cine. Sin embargo, a pesar de todo lo que podamos poner por nuestra parte, hace falta un trabajo de fondo para que esa relación tenga un mínimo de credibilidad. Y esta película no lo tiene.

Se puede argumentar que hay poco tiempo, muchas cosas que contar, etc. No es excusa. Algunas de las mejores historias de amor del celuloide han ocupado noventa minutos o menos, y todos lo sabemos. No hay motivos para hacerlo mal salvo la torpeza o el desinterés, y menos aún cuando los medios sobran. Dicho esto, un humilde consejo para el futuro: señores directores, señores guionistas... mimen un poco más su obra y dejen de tomar atajos, por favor.


viernes, 3 de junio de 2016

Música para escribir: Tom Odell - Another Love

miércoles, 1 de junio de 2016

Crónica de un mes literario

Parece mentira que ya haya pasado un mes desde la publicación de 'Collar negro, collar blanco'. Los días se han ido volando y la sensación general ha sido de satisfacción por haber puesto en marcha -al fin- un proyecto que llevaba años rondando por mi mente. Si tuviese que quedarme con un momento concreto, sería en el que vi aparecer por primera vez la portada en Amazon. Fue entonces cuando todo se volvió más real. Quedaba mucho por delante, pero el primer paso estaba dado.

Otro descubrimiento agradable ha sido la cariñosa acogida de la gente. Desde aquí quiero agradecer de corazón a Ayla, que ha estado conmigo desde el principio, y a todas aquellas personas que me han apoyado y siguen haciéndolo. Gracias por los consejos, los ánimos y los buenos deseos. Uno de los mejores aspectos de este viaje está siendo las amistades hechas por el camino.

En el lado negativo, resultó un jarro de agua fría encontrar el libro pirateado al día siguiente de su publicación, pero creo que hay que aceptarlo como algo inevitable. No merece la pena agotarse peleando contra molinos de viento.

Nervios, dudas, incertidumbre. Hay mucho de eso todavía, pero estoy convencido de que mientras haya ilusión se puede con todo. Quedan muchas páginas que escribir, novelas que publicar y trabajo por hacer pero, visto lo visto, estoy más animado que nunca para afrontarlo.

De nuevo, sólo puedo decir gracias por ayudarme a hacerlo posible.

lunes, 30 de mayo de 2016

Nueva página oficial de Facebook

Nunca he sido un gran fan de las redes sociales pero llegados a cierto punto, hay que rendirse a la evidencia: si uno quiere estar en contacto con el mundo, tiene que poner de su parte. Por ese motivo y aprovechando que hoy hace un mes que publiqué 'Collar negro, collar blanco', he creado mi página como escritor en Facebook. Espero que sea un medio más para encontrarnos y compartir nuestro amor por la literatura. ¡Nos vemos allí!

Facebook: Oliver Bisset

 

viernes, 27 de mayo de 2016

Portadas románticas y torsos desnudos

De entre todos los clichés de la novela romántica, uno del que parece especialmente difícil escapar es el de la portada. Ninguna obra de este género puede estar completa si no tiene un chico musculoso con melena al viento para adornarla. Y si hablamos de novela homoerótica, dos mejor que uno, como es lógico.

Utilizar un poderoso torso desnudo en la cubierta es apelar a algunos de los instintos más básicos y hacerle una promesa a la persona que compra nuestra novela. No sólo va a leer una historia de amor, sino que además ésta va a ser tórrida, y su protagonista, un semidios vikingo. Bromas aparte, es una suerte que los tiempos hayan cambiado y ahora ya no se estile tanto tener a Fabio sujetando por la cintura a una doncella en apuros.

A día de hoy es posible encontrar portadas de todo tipo, algunas de ellas auténticas obras de arte. Me vienen a la cabeza Corazones de acero, de María José Tirado, o El aire que respira, de Brittainy C. Cherry, por mencionar dos de las más me han gustado recientemente. Las editoriales saben muy bien que una buena imagen puede ser decisiva para que nos decidamos a coger el libro y leer su sinopsis, así que tratan de innovar y salirse de los tópicos. Sin embargo hay algunos subgéneros, como el de la novela erótica, a los que les está costando más hacer esa transición.

Cuando llegó el momento de maquetar Collar negro, collar blanco tenía clara una cosa: nada de chicos ligeros de ropa marcando abdominales rocosos. Por muy atractivos que puedan resultar, no era mi estilo, ni tampoco el de la historia, así que la decisión fue fácil. Sabía que la competencia sería dura y que llamaría menos la atención frente a otros títulos, pero prefería arriesgarme antes que dar una impresión equivocada.

La idea de utilizar un collar BDSM (cedido amablemente por un sumiso auténtico, además) surgió de manera natural y desde aquí quiero dar las gracias a Ayla Adams por la magnífica foto que finalmente se convirtió en nuestra portada. El blanco y negro siempre me ha parecido sobrio y elegante, y la composición minimalista creo que es lo bastante sugerente como para dejar las preguntas justas en el aire. ¿De quién es ese collar? Y lo más importante ¿qué significa? Si ha servido para que alguien busque esas respuestas dentro, entre sus páginas, misión cumplida.


miércoles, 25 de mayo de 2016

Sueñas

Anhelas
el suave contacto
el gotear discreto
de palabras fantasma,
susurros que rueden
sobre tu piel desnuda
en la oscuridad.

Respiras
el aroma de recuerdos
anclados sin tregua
a la punta de tus dedos,
promesas heridas
que murieron en tus labios
y jamás volverán.

Sueñas
con ojos de extraños
que enciendan al fin
la llama perdida,
y en abrumador deseo
te sumerjan en un mar
que te haga olvidar.


O.B.

lunes, 23 de mayo de 2016

El malentendido final o cómo estropear una comedia romántica

No es ninguna novedad que la mayoría de las comedias románticas funcionan en base a una fórmula. Los clichés se repiten tanto que a menudo el mérito de una película de este género consiste en saber disimular esos mecanismos comunes lo suficiente como para que no se noten y a pesar de todo resulte fresca e interesante. A saber, chico que nunca encuentra a la persona adecuada, chica que ha salido de un desengaño (estos papeles son intercambiables), se cruzan por un motivo cualquiera. En un primer momento no congenian o directamente se llevan a matar, pero hay una química innegable entre ellos. Por azares del destino siguen coincidiendo y surge la chispa. Cuando ya han superado todos los obstáculos que les separan y la pareja parece consolidada, a escasos quince minutos del final, surge... el malentendido.

El malentendido puede ser alguien del pasado, un ex-novio/a que aparece asegurando que nunca rompieron, un amigo o un familiar que cuentan un secreto incómodo, por ejemplo que el protagonista apostó que lograría salir con alguien en menos de una semana... En resumen, cualquier excusa ridícula para separar a la pareja y volver a reunirles en los últimos minutos. El malentendido final es uno de los peores recursos narrativos que existen, no sólo eso, también es un insulto para el espectador.

Podemos asumir que el mundo de las comedias románticas es una versión distorsionada de la realidad, al igual que ocurre en todas las ficciones. En ese mundo, la lógica de las relaciones se flexibiliza un poco: el amor es más rápido e intenso, el cielo más azul, las personas que se odian pueden pasar a quererse sin ningún problema. Asumimos eso porque entramos en el juego del narrador, pero a cambio queremos que él nos trate con cierto respeto y no se ría de nosotros. Estamos viendo a la pareja perfecta enamorarse, ¿pero la magia se rompe porque no pueden, o no quieren, dedicar cinco minutos a solucionar el primer problema? No hay mejor forma, en mi opinión, de estropear tanto a los propios personajes como la trama.

Hay películas muy famosas que han jugado con la misma idea. Amélie, por ejemplo, termina con un malentendido y no supone ningún problema. Si se hace bien, es un elemento perfectamente válido. Quizá la clave está en no forzar una situación sin sentido. Si te acabas de enamorar de la persona más maravillosa del mundo, y de eso va toda la historia, ¿vas a ponerlo en peligro por no pararte a hablar? La cuestión principal que deben resolver las películas que recurren a esta maniobra simplona y tramposa es ¿me tomo en serio lo que cuento? Cuando uno puede responder que sí, las cosas salen mucho mejor.

viernes, 20 de mayo de 2016

Sagas vs. novelas autoconclusivas, ¿segundas partes nunca fueron buenas?

Siempre me ha resultado difícil comenzar a leer una saga, más aún si está inconclusa. Puede que sea porque de niño era raro que me topase con historias que necesitasen de más de una entrega para desarrollarse. Salvo excepciones como El Señor de los Anillos u otros títulos de fantasía, siempre que cogía un libro de la biblioteca de mi barrio sabía que la aventura comenzaría y terminaría entre esas mismas páginas. Una situación muy diferente del panorama actual, sobre todo en algunos géneros. Da la impresión de que si el autor no firma como mínimo una trilogía, no está haciendo las cosas como debe.

Los motivos pueden ser muy variados pero los monetarios son los primeros que me vienen a la mente, de ahí mi desconfianza. Alargar las tramas de manera artificial o llenar folios de... nada, como vemos a diario en las novelas Young Adult, me parece una falta de respeto hacia las personas que te siguen. Incluso escritores consagrados y de calidad indiscutible como George R. R. Martin deberían plantearse hasta dónde van a estirar las cosas y por qué.

Cuando empecé a escribir Collar negro, collar blanco tenía muy claro que sería una novela autoconclusiva. Odiaría dejar a los lectores colgados a la espera de una segunda entrega, y eso es porque como autor también procuro ponerme en su lugar. Por mucho que me encariñe con los personajes y me divierta acompañándoles en sus aventuras, prefiero plantearlas de manera independiente y que se disfruten así. Me parece lo más justo para todos.

Y sí, estoy escribiendo una segunda parte de Collar negro, collar blanco pero no porque la historia de Álex haya quedado a medias. Simplemente hay más partes de su vida futura que me apetece explorar. Aquellas personas que quieran conocerlas podrán hacerlo, las que prefieran quedarse con el original, también.

jueves, 19 de mayo de 2016

Música para escribir: Ólafur Arnalds - For Now I am Winter ft. Arnór Dan

martes, 17 de mayo de 2016

Lo que oyes por casualidad

Lo reconozco, me gusta escuchar las conversaciones de los demás. Ya sea en el bus, en el metro o en la cola del cine, el murmullo de la gente me atrae sin remedio. Hay tantas historias desenvolviéndose a cada momento que resulta imposible no tratar de seguirlas y unir sus fragmentos. Para evitar quedar como un simple fisgón diré que, a menudo, aquello que oigo por casualidad me sirve en mis propios relatos.

Por una parte están las semillas de ideas que los desconocidos van dejando con su charla. Problemas, amores, frustraciones, toda una serie de fragmentos vitales que se pueden incorporar a nuestros personajes o crecer hasta adquirir entidad propia. Un trayecto en transporte público puede darnos pie a un sinfín de historias, contando además con el misterio añadido de desconocer tanto la identidad de los protagonistas, como el origen y el final (si es que lo hay) de sus dilemas.

Otra ventaja de escuchar lo que otros dicen es que se adquiere familiaridad con los giros y la manera de hablar de la gente, algo indispensable si queremos que nuestros diálogos resulten creíbles. No todo el mundo se expresa igual y la única forma de escapar de los límites de nuestra educación y estrato social es tratar de empaparnos de los de otros. Si nos estamos abiertos a esas influencias, todo el reparto de nuestra novela puede terminar como una sucesión de versiones distorsionadas de nosotros mismos.

Por último, un factor más para no sentir remordimientos a la hora de "pegar la oreja" es la posibilidad de descubrir, mediante ese modesto espionaje, a personajes memorables. Ya sea por sus retorcidos insultos, su lengua viperina o sus expresiones floreadas, esos individuos que destacan sobre la multitud son los que luego nos servirán para crear a nuestros propios protagonistas, secundarios o villanos.

sábado, 14 de mayo de 2016

Contar historias

Si algo tenemos en común todos los seres humanos es que nos gusta contar o que nos cuenten historias. Pueden pasar miles de años y cambiar el lugar o los medios, pero uno de nuestros pasatiempos preferidos sigue siendo dejarnos capturar por la imaginación de otros.

Hay algunos factores que en mi opinión marcan la diferencia a la hora de ser un buen "cuentacuentos", o por supuesto, un buen escritor:
  • Originalidad: Resulta difícil dar con temas que no hayan sido tratados ya, así que al hablar de ser original me refiero más bien a encontrar formas nuevas de presentar esas historias que siempre nos han atraído a todos. Amor, traición, desengaño, los elementos pueden ser conocidos pero depende de nosotros saber cómo combinarlos. Los grandes autores a menudo son más conocidos por esto que por lo revolucionario de sus tramas. Puede ser en la forma o en el fondo, pero uno siempre debería aspirar a aportar algo nuevo con sus relatos.
  • Ritmo: Controlar cómo progresa la narración es clave cuando contamos algo de viva voz, pero también en los relatos escritos. Los mejores cuentos comienzan con una premisa intrigante que atrapa al público y le deja con ganas de más. En los siguientes actos el suspense aumentará progresivamente, con giros inesperados, dilemas o retos a los que los protagonistas deberán enfrentarse. Cuando el final se acerque, el oyente/lector estará ansioso por descubrir cómo se resuelve todo.
  • Emoción: Si hay una verdad inequívoca es que recordamos mejor las historias que nos tocan emocionalmente. Nuestras palabras deben ir dirigidas al cerebro para entretener pero al corazón para perdurar. Algo importante que debemos recordar es que nuestros lectores comparten con nosotros, y con el resto de la humanidad, muchas experiencias vitales. La búsqueda de la felicidad, la frustración por no poder lograr lo que deseamos, el dolor de la pérdida, la angustia de la soledad... son universales. Si nuestras historias saben reflejarlo, habremos dado un paso muy importante.

jueves, 12 de mayo de 2016

Entrevista con el vampiro, otro remake innecesario

Parece inevitable que todas las películas que lograron hacerse un hueco especial en nuestro corazón acaben teniendo un remake mediocre que empañe su recuerdo. Esta vez le ha tocado el turno a Entrevista con el vampiro, la adaptación de la novela de Anne Rice que en su día provocó tanto revuelo al juntar en pantalla a Tom Cruise y Brad Pitt. Si hacemos caso a los rumores, el papel de Lestat podría recaer en esta ocasión en uno de los actores de moda, Jared Leto. El director/guionista sería Josh Boone, conocido sobre todo por Bajo la misma estrella.

No tengo nada en contra de Leto, de hecho me parece magnífico en lo que hace, y tampoco de Boone, pero me parece difícil igualar, ya no digo superar, el impecable trabajo de Neil Jordan. No le veo sentido a proyectos de este tipo y nunca se lo veré. Supongo que la lógica del mercado manda y los chupasangres son siempre una apuesta segura. La saga de las Crónicas Vampíricas era demasiado golosa como franquicia como para que los estudios la dejasen pasar. La autora estará frotándose las manos pensando en los derechos de sus futuras entregas, pero debe ser la única.

Por mi parte prefiero quedarme con las mismas palabras e imágenes que me emocionaron una vez. No necesito la promesa de nuevos y flamantes recuerdos, si los que tengo ya son perfectos.
Observé el amanecer en toda su magnificencia por última vez, como si se tratara de la primera. Y luego me despedí de la luz del sol y me preparé para convertirme en lo que soy.

miércoles, 11 de mayo de 2016

Música para escribir: Troye Sivan - Happy Little Pill

martes, 10 de mayo de 2016

Escribiendo homoerótica o cómo etiquetarse de forma imprecisa

Nunca me he considerado un escritor de homoerótica. Ni siquiera ahora, con un libro publicado, siento que pertenezca especialmente a ese género, a pesar de que mi novela incluya relaciones entre hombres y un innegable contenido sexual. Me gusta pensar que, al margen de esos detalles, soy simplemente escritor.

Para mí las historias son fluidas y pueden contener todo aquello que imaginemos, en las combinaciones que más nos apetezcan. Amor, humor, sexo, intriga, aventura. La vida en las páginas puede, o al menos debería, ser tan amplia y compleja como en la realidad, así qué ¿por qué coartarse? Reconozco la utilidad de los géneros, pero a veces me da la sensación de que algunos superan su propio cometido y ahogan aquello que intentan definir. Una novela de crimen y misterio en la que hay sexo explícito y la pareja principal son dos chicos ¿es homoerótica? No dejo de pensar que es injusto e insuficiente catalogarla así.

Habría que hablar largo y tendido sobre cómo normalizar tanto unos aspectos como otros en la literatura, pero la teoría y la práctica, como siempre, no van de la mano. Las etiquetas ordenan y simplifican, así que todo el mundo las adora. Por mucho que nos pese están aquí para quedarse.

Me consuelo pensando que quizá en el futuro seremos capaces de tener la mente abierta y las palabras servirán sólo para expandir nuestros mundos, no para constreñirlos en fronteras ficticias.

lunes, 9 de mayo de 2016

La dificultad del primer beso

Un beso es una frontera entre dos personas, un gesto simple pero capaz a la vez de redefinir mundos enteros. Los labios se tocan y un segundo después ya nada es lo mismo. Al separarse, surgirán las eternas preguntas ¿qué pensará? ¿Ha sido demasiado pronto? ¿Demasiado rápido? ¿Le habrá gustado? Y sobre todo, ¿qué seremos ahora?

El beso es una llave a lo desconocido, a multitud de aventuras, promesas, desengaños. De todas las intimidades físicas, es casi la más sencilla y sin embargo...

viernes, 6 de mayo de 2016

Herramientas del oficio

Hay una serie de herramientas que se han convertido en imprescindibles para mí a lo largo de estos años en el oficio de la escritura. Algunas son muy convencionales, otras sólo resultarán familiares a aquellos que se encuentren en la misma pelea por dominar el caótico proceso creativo.
  • Cuadernos de colores: Uno para cada género. En ellos anoto, en párrafos breves, las ideas para nuevas historias. Como curiosidad, tengo uno específico junto a la cama para apuntar esos sueños que resultan tan nítidos al levantarnos por la mañana pero que acaban desvaneciéndose a lo largo del día.
  • Cuaderno "de novela": Éste es más grande y diferente a los anteriores. Lo uso para apuntar todo lo que se me ocurre de la novela que esté desarrollando, desde la trama (con la estructura de escenas), a los personajes (con sus descripciones, pasado, árbol de relaciones, etc). También hay sitio para lugares, objetos, detalles o frases concretas... La mayoría de estas cosas no llegan nunca al manuscrito final pero éste no podría existir sin ellas.
  • Tarjetas: Mencionadas siempre en los manuales de guión cinematográfico, resultan muy prácticas, por ejemplo, para tener a mano a los personajes que aparecen en un capítulo (y sólo a esos) con sus descripciones. Su uso tradicional es dividir y numerar las escenas, para facilitar la tarea de ordenar la narración. También se pueden preparar tarjetas para lugares u objetos.
  • Bolígrafo de cuatro colores: Comprado por nostalgia de la época estudiantil pero realmente funcional. Resaltar, tachar o añadir, todo en uno.
  • Portátil: Es la herramienta menos romántica de todas pero también la más obvia, porque no se puede escribir sin él. Dejando eso de lado, resulta especialmente útil para otras cosas, como conseguir documentación, imágenes o música de fondo que vaya con nuestra historia.
  • Café: ¡Café, café, café!

jueves, 5 de mayo de 2016

Nueva sección, 'Mis libros'


Hoy estreno una nueva sección en el blog, 'Mis libros', accesible desde la barra superior. En ella podréis encontrar una ficha de cada título que vaya publicando. Por ahora el único inquilino es mi querido Collar negro, collar blanco, pero confío en que se le unan muchos otros en breve.

miércoles, 4 de mayo de 2016

Bienvenidos


"Cuaderno a vuelapluma" es la página personal de Oliver Bisset, escritor, diletante y sobre todo soñador. En ella procuraré manteneros al día de mis andanzas en el mundo de las letras: títulos publicados, nuevos proyectos o simplemente, los altibajos del proceso creativo.

Gracias por estar ahí, espero veros a menudo.

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